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Descubre 3 maneras frecuentes en las que nos desvalorizamos

La desvalorización es un sentimiento común que todos tenemos más veces de las que nos gustaría admitir. Recordemos que los seres humanos no somos el tope de gama de la cadena alimenticia, sino por el contrario, una especie que ha sido muy depredada antes de que nos hayamos organizado en civilizaciones, por lo que, si estuviesemos en una plaza donde hay distintas especies de aves, seriamos más parecidos al gorrión que al halcón. Este último anda con la tranquilidad de que nadie lo va a cazar, en cambio el gorrión, no tiene más opción que hacerse consciente de su vulnerabilidad. De manera similar, cuando un ser humano primitivo salía de la cueva y se encontraba con un monstruoso depredador, la desvalorización era inevitable, porque se exponía a algo que lo excedía por completo y ponía en riesgo su vida.

En el mundo moderno, el depredador no esta de esa manera, ¡pero si está de manera simbólica! En este artículo, exploraremos tres formas comunes en las que nos desvalorizamos:

1. Desvalorizarnos por comparación: Ya sea en términos de apariencia física, logros académicos o profesionales, o cualquier otro aspecto de la vida, siempre encontraremos a alguien que parece estar “mejor” que nosotros. El problema de esta manera de ver las cosas es que siempre alguien va a estar mejor o parecerá estar mejor. ¿Cuánta gente conoces que tiene el Instagram soñado y su vida es una novela en la que no quisieras participar?

2. Desvalorizarnos por resultados obligatorios: Cuando nos ponemos una presión excesiva para alcanzar resultados específicos y nos decimos a nosotros mismos que “debemos” lograrlos, nos estamos poniendo en una posición vulnerable. Si bien es natural tener metas y aspiraciones, es importante recordar que el valor de una persona no está determinado por los resultados que obtiene. En lugar de vincular nuestra valía personal a un único resultado, podemos centrarnos en el proceso, aprender de los desafíos y reconocer nuestro esfuerzo y crecimiento personal, independientemente del resultado final.

3. Vivir constantemente en el pasado: Si nos concentramos en nuestros fracasos y nos culpamos constantemente por ellos, nos desvalorizamos y nos impedimos avanzar. En lugar de vivir en el pasado, debemos aprender a perdonarnos a nosotros mismos y utilizar esas experiencias como oportunidades para crecer y mejorar.

Como puedes ver, siguiendo la linea del texto inicial de este post, en cualquiera de los 3 casos estás, simbólicamente, “enfrentandote a un tremendo depredador”, porque no puedes hacer nada ante ello: no puedes cambiar el pasado, no puedes anticipar el resultado y siempre parecerá que hay alguien que está mejor que tu. Paradojicamente, en este caso si tienes el resultado asegurado: desvalorizarte.

Hasta aquí, seguramente ya eres consciente de que estas enfrentandote a nada más que un truco de la mente para mantenerte en tu zona segura y no “exponerte al peligro” para asi, asegurar tu supervivencia. Al ser conscientes de las formas en que nos desvalorizamos, podemos tomar medidas para superar este sentimiento.

Generalmente, cuando nos desvalorizamos (y teniendo en cuenta que el 95% de las veces o más, estamos tomando decisiones inconscientes basadas en información ya “precargada”), estamos accediendo a recuerdos en los que vivimos situaciones con una carga emocional similar, pero en la que si eramos tremendamente vulnerables, por ejemplo cuando eramos niños. No te sorprendas si, por ejemplo, la sensación de miedo irracional que tienes al hacer una simple compra de supermercado, en realidad viene de una vez que un compañero de colegio te robó dinero o de alguna vez que fuiste con alguno de tus padres o referentes al supermercado y te dijeron “si sigue todo caro no se que vamos a comer el mes que viene”.

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Con cariño,

Ezequiel.

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